Érase una vez el picó
Cuando alguien habla de “cultura picotera” se refiere
básicamente a una cultura de soundsystem que prolifera en la Costa Atlántica,
principalmente en las ciudades de Barranquilla y Cartagena, por cuyos puertos
han entrado tanto la tecnología como la música que ha dado vida a esos hermosos
aparatos sonoros llamados “picós”.
A finales de la década de los 50 en la Costa, la mayoría de
las fiestas eran amenizadas por orquestas, conjuntos vallenatos, papayeras, en
fin, la música era en vivo. Los equipos importados, pues, eran para amplificar
a estos grupos musicales. Quienes no tenían acceso a estos eventos sociales, la
gran mayoría elitistas, tenían que conformarse con las escasas rocolas y
vitrolas de cantinas, bares y tiendas de barrio. Y sería precisamente en El
Corea, un famoso estadero ubicado en la calle 50 con carrera 18 en el centro
sur de Barranquilla, donde todo comenzó.
Debido a la cantidad de clientes que visitaban el local por
la calidad de su música, traída del norte de África, sus dueños decidieron
armar un equipo de sonido casero al que llamarían “El Coreano” y que sería el
primer picó de Colombia (o el segundo, pues aún se discute quién vino primero,
si este o su temible contemporáneo “El Sicodélico”). Su nombre, su potencia, su
música original y sobre todo, su dibujo simbólico inspirado en un tanque de
guerra, lo convirtieron, no solo en un ícono de la época, sino en la
inspiración de un movimiento cultural feroz que continúa hasta hoy.
¿Y por qué se llaman “picós”?Es difícil determinar en qué
momento y por qué razón estos equipos de sonido reciben el mote de “pick ups” o
como popularmente se les dice, “picós”. Sin embargo, contrario a lo que muchos
creen (que el nombre viene de las camionetas de platón se movilizan), la
mayoría de expertos coinciden en que el término viene de las primeras radiolas
que llegaron a Barranquilla, la mayoría marca Victor. Estas contaban con un
tocadiscos cuyas agujas (también llamadas “púas”) traían una contramarca que
decía “pick up”.
El arte picotero
Parte de la mística de la movida picotera está en el nombre
y el eslogan con el que son bautizados estos equipazos. Algunos de los nombres
más llamativos de esa primera generación de picós son:
De Barranquilla
VIVOS
El Timbalero: “El que arrolla sin agüero”
El Sibanicú: “El que prefieres tú”
MUERTOS
El Coreano: “El tanque de guerra”
El Concorde: “Con técnica japonesa”
De Cartagena
VIVOS
El Guajiro: “El Tira
flechas”
El Isleño: “El león
de la Salsa”
MUERTOS
El Supersónico: “El
jet”
El Conde de
Cartagena
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